7.4.07

Descubriendo los Roques

Ayer estábamos tan fusilados de no sé que, que a las 9:30 ya estábamos roncando.

Amanecimos a las 7, me di mi duchina gélida habitual (acá tampoco hay agua caliente, diga que hace un calor de la hostia) y con un cielo nubladísimo salimos de trekking a descubrir los rincones de la isla. Subimos al faro, bajamos a la cruz, bordeamos la laguna, atravezamos la pista de aterrizaje y terminamos en una playita casi desierta. Volvimos rapidito, nos pusimos las malla, compramos sandwichs y nos tomamos un taxi acuático a Madrisquí, una de las islas más cercanas. Estos taxis no son otra que lanchas con uno o dos motores, según la distancia a recorrer. Los trayectos a más de 30 islas está tarifado y el viaje se paga por persona y no por trayecto. Madrisquí, que queda a unos 5 minutos, cuesta $12 por persona.

A la mitad del trayecto el agua se volvió verde agua (cuando digo verde agua es realmente verde agua) tan clarita que veías el fondo, generaba un efecto visual espectacular con la arena blanca. Este lugar sí es es de esos que te dejan con la boca abierta, maravillado con el entorno: agua, arena y pelícanos a roletes. También habían otros pájaros más chicos, blanco y negros, que no paraban de asechar nuestra comida.

El chapuzón fue reconfortante, el agua tenía la temperatura ideal e invitaba a quedarse adentro. Madrisquí es chiquita y te permite recorrerla entera en un rato. La caminamos hasta llegar a un caserío de pescadores, con gente que quizas tenga muy pocos bienes materiales pero una amabilidad enorme. A cada pregunta curiosa mía respondieron con una sonrisa, se dejaban sacar fotos sin problema y me hicieron sentir muy a gusto en el lugar.

El tema de la cámara es una negociación permanente que hasta ahora fue siempre bien resuelta. Aunque si muchos de mis lectores piensa que yo soy medio ponja con la cámra, es sólo porque todavía no salieron de viaje con Martín. Estoy segura que vamos a volver con muchas más fotos de las que cualquier cristiano está en condiciones de ver y que va a ser un dolor de cabeza seleccionar.

El paso por lugares donde vive gente de forma diferente a la mía siempre me resulta irresistible. Siento que adopto una mirada cómplice, tratando de no ser invasiva, pero sí muy precisa tratando de no perder detalle. Para mí, como me imagino que es para mucha gente, las ventanas y las puertas abiertas son un trampolín a una intimidad maravillosa, llena de particularidades, de cotidianeidades y, me gusta creer, que de mensajes secretos que están ahí cifrados para que yo los descubra. Y siempre se descubren cosas únicas e irrepetibles en otro contexto. Me parece que es en esos detalles en donde se concentra la magia del viaje, en donde los viajeros nos iluminamos y volvemos a comprobar por enésima vez que todos en el mundo nos parecemos bastante y que las diferencias son lo que hacen que tengamos curiosidad y querramos conocernos más. El problema de esto, es que se vuelve una necesidad insustituible y así, los viajeros andamos, apenas volvemos a casa, poniendo el dedo en el mapamundi apuntando a donde de cualquier manera vamos a ir... me colgué!

Volví del poblado con una colección de imágenes grabadas y con ganas de seguir chapoteando por un mar sin olas; sin corriente que te deja a 3km de tus cosas.

De regreso a Gran Roque, tocó ducha desalinizadora, paseo con un atardecer de tarjeta postal y cena tempranísimo, como acá se acostumbra.

Mañana, la vedette de las islas. saldremos en un tour taxístico isleño.

1.4.07

Los Roques, si hay playas paradisíacas son estas

Martes 27 de marzo 2007.
La suerte estuvo de nuestro lado y pudimos viajar al archipiélago en un avioncito ruidoso, ruidoso, ruidoso, con capacidad para 20 personas más o menos. En 40 minutos ya sobrevolábamos un mar que iba del turquesa al verde agua, tan claro que adivinábamos el fondo. Aterrizamos en la isla Gran Roque en una pista bastante destruida y pagamos nuestro derecho de ingreso al parque nacional (venezuela tiene parques nacionales por donde mires). Como el Tin había hecho buenas migas con Nelson, un pibe venezolano que venía en el avión; tuvimos buen asesoramiento y locación ni bien llegamos. Alojamiento en la posada El Recuerdo, que por un precio razonable para Los Roques (y cuatro veces mas caro de lo que pagamos en Caracas) nos ofereció un combo de cama, desayuno, cena y buena onda de parte de la gente que lo atendía.


Como corresponde a buen explorador, dejamos las mochilas y salimos a hacer reconocimiento de terreno. El pueblo con vista al mar, con laguna interna y con dos cerritos y faro; se llama Gran Roque. El faro es de la colonia y está en ruinas. Unas 1.100 personas viven ahí. Originalmente fue solo un pueblo de pescadores pero pronto fue desarrollándose como punto turístico top, sobre todo de italianos que son los propietarios de las posadas más lujosas. A primera vista sigue conservando el carisma de un pueblo pescador, con casitas de colores, la mayoría de una sola planta, de fachadas similares y simples. Las calles son de arena, así que uno puede andar chocho caminando en patas sin problemas.

Estuvimos vagueando sin rumbo como dos horas hasta que se hicieron las 7:30PM, hora en que se sirve la cena en nuestro hotel. La comida un éxito total:barracuda al vino blanco, con papas con queso gratin, ensalada de lechuga, tomate, pepino y palmitos... y de postre, melón venezolano *(ver apartado gastronómico).

Lo más lindo de Caracas

El martes nos levantamos temprano pero salimos tarde porque con tanta arepa y comida frita el Tin se amaneció con una patadón al hígado. Afortunadamente teníamos un botoquín equipadazo que tan gentilmente nos cedió la dupla mamá y papá Pereyra para nuestra travesía. Un alikal y 20 gotas de Sertal + 1 hora extra de sueño y salimos de paseo con un Tin bastante entero derecho al museo de arte contemporáneo. La guía dice que es el mejor de Venezuela y quizás de sudamérica y no se equivocaba. Son 11 salas en 5 pisos, con entrada gratuita, que no tienen desperdicio.



Pintura, escultura, instalaciones, video-arte, multimedia; de primer nivel. Terminando el recorrido nos topamos con dos artistas (Vicent-Feria) la primera francesa, el otro venezolano que tienen expuesto un proyecto increible sobre el año polar, que nos llenaron de ganas de hacer un viajecito a la Antártida. Nos esperan en Paris cuando queramos, quieren que hagamos cosas multinacionales juntos (dataso para la hornallas!!!). BÁRBARO en neón intentaba reflejar su sentimiento hacia la argentina, país con el que quedaron fascinados y con ganas de volver pronto.



Después de comer, Nacha nos buscó y nos fuimos a pasear a El hatillo, un pueblito del siglo XV, asentamiento original de haitianos. El lugar donde nos buscó era el Ateneo, un centro de espectáculos que está al lado del museo y dentro del parque de las artes y junto a otros museos más que ya volveremos a ver. El panorama era peculiar ya que se ve que habían dos espectáculos próximos a empezar, uno heavy metal y otro para chicos. Así que era una ensaladsa de roqueros pesados vestidos dark y chicos; todos entre medio de un mar de artesanos bien hippones con sus trabajos expuestos en el suelo.

El Hatillo resultó ser lo más cuqui de lo cuqui. Como bien uno puede imaginarse de un pueblo de haitianos, lo que sobra son los colores. Una casa roja, otra azul, al lado una violeta y otra verde; muchos negocios chiquitos que ofrecen cocina étnica, fresas con crema, pasteles, objetos de diseño y de arte. Es de esos lugares para caminar relajado y sin apuros por las callecitas, meterse en donde a uno le de la gana y seguir así medio sin rumbo. Al fondo, sobre la montaña se ve un conglomerado de casitas de ladrillo bloque, apiladas unas sobre otras. Se parece mucho visualmente a una fabella y es el sector más humilde del pueblo.

Doblamos en una esquina y nos topamos con un trío de músicos locales transitando la tercera edad que cantaban animadamente al ritmo de un cuarto (especie de guitarrita de 4 cuerdas) y dos maracas. La música, alegre y contagiosa; los músicos, lo más tierno que existe. Uno, mulato de pelo blanco, otro blanco, muy flaquito y además viscocho; el tercero, negro y con una cadencia en los hombros que te dejaban sin aliento. Nos quedamos un rato disfrutándolos. El vizco nos dedicó una canción que iba inventando mientras cantaba y nos fuimos chochos tras supremo especáculo.

De regreso, paseamos por Las Mercedes, un barrio donde está la movida nocturna; lleno de bares y restaurantes y cenamos junto a la familia Nacha Ramirez completa en un bar de la zona. De vuelta al hostel nos quedamos charlando con un francés y un suizo, intercambiando datos; porque eso es lo bueno de los hostels, que hay gente que ya fue a donde vos querés ir y quiere ir a donde vos ya fuiste.

Balance: Caracas me encantó, me pareció una ciudad llena de vida y de cosas para hacer. Me llamó la atención la cantidad de murales y de arte urbano que hay desperdigado por todos los rincones; la enormidad de los edificios porque acá si se hacén edificios se los hace en serio!

Apartado gastronómico

Este apartado va ir actualizandose in situ a lo largo del viaje, asi que vuelvan a verlo si les place de vez en cuando.

Melón: acá es marroncito por fuera y naranja intenso por dentro, el sabor es similar.

Dulce de guayaba: fruta tropical del tamaño de una manzana, con un sabor parecido al dulce de membrillo.

Jugo de mango verde: es otra variedad de mango, más grande que el nuestro, más ácido y de sabor menos intenso y un poco más fibroso. El jugo es de un color tirando a rosa.

Papa rellena: especie de empanada circular frita y rellena de jamón y queso. *** altamente recomendable***

Cachito: sandwich de pan semidulce relleno de jamón y queso.

Arepas: una especie de sandwich hecho con masa de maíz y relleno de lo que te guste, es circular. Nosotros pedimos uno de queso amarillo rallado (estilo cheddar) y salchichas con salsa de aguacate (palta) y otra power picant.

Cocosette: una pena que no estén allá. Son galletas tipo obleas de Nestlé con crema de coco... ya se volvió un clásico.


Pepitos: una variante venezolana de nuestro lomito super completo, un bombazo, excelente! Según el Tin el secreto está en las salsas que usan que son especialesy le dan un sabor único.

Cachapa: fue nuestro menú de nuestra segunda noche en Caracas. Es una especie de humita aplastada rellena con queso. En los bares te la sirven con un cuenquito de manteca para que le pongas arriba. Hasta ahora es lo que más me gustó de todo lo que probé.

Aderezo para ensalada: miel, mostaza, aceite de oliva y vinagre. Ya lo había probado antes, pero redescubrirlo fue un placer.

Jugo de guanaba: esta fruta tropical verde por fuera y con pupos como la chirimoya, tiene mil pepas adentro y es de color blanquecino. El gusto a mí me remitió un poco al kiwi, al Tin a la pera, vaya uno a saber...

Hit: sabor "uva", fabricada por la Coca, es como tomarse un caramelo fizz de uva.

Cerveza: viene para todos los gustos: común, ligth, extra light, etc. Probamos la Polar y la Solera, las light me gustaron, tienen un suave sabor a cerveza tirada, con el extra de que donde la compres está helada por el calor, viene solo tamaño individual y de colores re lindo.

Agua de la canilla: tiene gusto a tanque, es intomable.

30.3.07

Caracas: la ciudad de los murales


Lunes 26 de marzo 2007

Estamos nuevamente en Maiquetía (aeropuerto de Caracas) luego de dos dias de paseo por la capital venezolana; a la espera de que alguien no viaje y podamos volar a Los Roques a las 3 de la tarde, sino habra que esperar a mañana. El bajçon es que en La Guaira no hay nada que hacer salvo ir a la playa, pero como llueve digamos que no es el mejor momento para ponerse la mallita, no? Es la una así que tengo 2 horas para contarles como nos fue hasta ahora.

En primera instancia nuestro hotel, de nombre homonimo, era bastante proximo a un hotelucho lleno de mochileros de todos lados del mundo. El hecho de que tantos terminemos en este lugar es consecuencia de internet pura y exclusivamente, luego suma un precio conveniente, limpieza basica cubierta y excelente ubicacion.

Dato a destacar: el agua caliente no es algo que este muy generalizado, vio? como hace calor todo el año se ve que no le quita el sueño a nadie no tenerla. Por lo tanto, nuestro baño solo ofrecia una perilla de agua, esa de color azul o con la F bien grande de FRIIIIAAAAA!!!!!! Uno que tiene que bañarse todos los dias, estaba obligado a hacer una especia de contracciones tantricas hasta que el cuerpo se acostumbraba a la temperatura; pero que salia uno limpito, eso es un hecho!

Así que madrugados, despues de mi duchita glaciar matinal, llamamos por telefono a Nacha (amiga de una amiga) que nos vino a buscar al hotel y nos llevo al centro historico que queriamos conocer.

Caracas es una tipica ciudad latinoamericana, un poco sucia, un poco contaminada, un poco ruidosa, pero con la diferencia que las autopistas la atraviezan por todos los extremos. Hay autopistas porque es la unica forma de dar cabida a la enorme masa automotriz de la ciudad. La nafta esta regalada por ser pais petrolero y llenas el tanque por 5 pesos. Con lo cual todo el mundo tiene auto o en su defecto moto, todos ultimo modelo. Segun Nacha, es mas conveniente tener auto que usar el trasporte publico. Hablando de transporte, la ciudad cuenta ademas con una flamante red de metro que te lleva a casi todos los rincones de la ciudad, con lo cual se convirtio en nuestro medio de transporte por excelencia.

Para llegar a Plaza Bolivar, corazon del centro historico, atravezamos una jungla de puestos ambulantes, al mejor de estilo boliviano de los alrededores de la terminal de omnibus de Jujuy. Esas tipicas estructuras cubicas con paredes y techo de polietileno azul, que ofrecen ropa, discos, juguetes y todo aquello que pueda comercializarse al aire libre. Resulta ser que la economia informal esta super desarrollada, al extremo que los mismos locales comerciales de la calle, tienen sus propios "buoneros" atendiendo puestos que venden lo mismo que tienen dentro del local. Los caraqueños le llaman mercado persa, yo lo llamaria feria, que lo gracioso es que esta en pleno centro, un poco como en La Paz. Como a mi estas expresiones citadinas me encantan, andaba chocha chusmeando todo. Solo mirando uno encuentra cosas maravillosas como camisas que ya vienen con su corbata correspondiente, que a mi criterio no siempre combina. En esta jungla cualquier mobiliario urbano sirve a la causa y asi un telefono publico se convierte en perchero, cualquier cantero en exhibidor, cualquier banco en porta dvd¨s.

La plaza Bolivar, sigue el mismo planteamiento español de la colonia, con la catedral, el cabildo y otros edificios publicos rodeandola. Lo mas lindo de la plaza sin duda son las ardillas que corren despavoridas por los arboles. El tour fue bastante acelerado bajo el sol calcinante del mediodia, Santiago (bebe de Nacha) tenia hambre. Martin, muy caballeroso, cargo a este pequeñin de 11 meses casi todo el recorrido y le quedaron los brazos en cuarentena. Asi que ya todos hambrientos, nos fuimos al departamento de Nacha, muy cerca de nuestro hostel; que se preparon un pollo al vino blanco con pure y ensalada que ni les cuento. Compramos unas cervecitas, que solo vienen individuales por el calor y comimos como Dios manda hasta quedar quietos y con ganas de siesta... y la dormimos! (toda la sangre se nos fue a la panza asi que no quedo otra).


A la tarde nos fuimos de paseo a un barrio que se llama Altamira, que resulto tener solo la plaza en la que podiamos pasear seguros, asi que volvimos a Sabana Grande (nuestro barrio) que tiene una peatonal de por lo menos 20 cuadras, que nos recorrimos de punta a punta ida y vuelta; quedando con los pies listos para amputar.

En Caracas el comercio cierra a las 5 y todo muere mas tardar a las 9, oscurece a las 6:30hs, las siestas no se recomiendan si se quiere aprovechar el dia.



En la peatonal ves de todo. Desde bares con mesas afuera que brindan la posibilidad a cantantes no consagrados de aturdir a la gente con las salsas mas taquilleras a todo lo que la voz les da; hasta cines al aire libre, hiphoperos, parejas, familias y policias... muchos policias. Cuando nos cansamos de caminar, nos sentamos en la vereda a ver una peli super dramatica con una mina neurotica que no paraba de gritar; la cual resulto ser una superproduccion cinematografica de la Iglesia Universal, hermano, hermana, pare de sufrir!

Volamos!

Viernes 23 de marzo 2007

¡Finalmente salimos! Tras dos re-programaciones de vuelo, una suspensión por tiempo indefinido de nuestro vuelo de LLoyd y el posterior compromiso de la empresa boliviana a pagarle, no se sabe cuando, el monto de nuestros pasajes a Tije (nuestra agencia). El tema es que poniendo unos cuantos dolarines extra partimos muy pero muy temprano por Aerolíneas Argentinas de Córdoba a BS.AS. Como para no perder la costumbre salimos tarde y llegamos tarde a la capi, así que ahí empezó la correría para hacer todo a tiempo. Esperamos una hora el Tienda León, que tardo luego una eternidad en llegar a Ezeiza. Martín estaba que se comía las uñas, si! el Tin estresado créalo o no! Para colmo, encima que no llegamos al aeropuerto con las dos horas requeridas, nos paramos en la cola incorrecta. No es que seamos colgados, si Lufthansa es igualito a Aerolíneas o no? cualquiera puede confundirse... Consecuencia, más tarde todavía empezamos a hacer nuestra cola correcta. Era tan tarde que a todos los retrasaditos como nosotros, nos hicieron pasar por un costado porque el vuelo se nos iba. El Tin siguió cortando clavos hasta el momento que atravezamos la manga que te conecta al avión; yo como estoy entrenada para llegar jugada a los vuelos andaba de lo más pancha, no es cuestión de generar psicosis, no?

Definitivamente algo pasa con el ala. Todos mis ultimos viajes me tocaron en el ala, ¿será una señal metafísica? ¿Tiene un equivalente numérico en la quiniela? Recomiendo fijarse, quizás está en nuestro destino volvernos millonarios.

El vuelo estuvo delicioso pana! se pasó rapidísimo, comimos bien entre las nubes algodonadas, vimos deos pelis (de esas típicas de sábado a la tarde en canal 12) y llegamos de noche a Caracas. En la capital venezolana, las 10 de la noche (hora de arribo) ya está como hace 5 horas todo cerrado. No nos quedó otra opción que cambiar plata con un cambio que no nos favorecía y tomar una 'camioneta negra' (4x4 negra ultimo modelo, segura) que nos cobró una maldita fortuna por llevarnos a nuestro hostel en caracas, a unos 23 km de La Guaira, donde está el aeropuerto.